
¡Hola, querido User Lover! Hoy te traigo una pregunta muy sencilla: ¿qué haces cuando te resfrías? Yo suelo comprarme esos sobrecillos de sabor desagradable para curarme cuanto antes. ¿Y tú?
Ahora te hago otra pregunta un poco más difícil: ¿qué harías para curar Internet si tuviera un “resfriado”? O, mejor dicho, una auténtica “gripe”. ¿Cómo crees que debería cuidar su salud?
Y te dirás: “¡Ah! ¿Pero es que Internet tiene ‘salud’?” Pues sí. Y necesita una buena dosis de medicamentos cuanto antes, porque su espíritu de apertura y proclive a la libre expresión podría estar en juego.
Voy a hablarte sobre algunos de los males que aquejan a nuestro amado Internet hoy en día:
Enfermedad número 1: la democratización de los anuncios online y la rentabilidad de ser un mentiroso.
Esta es una de las enfermedades de Internet hoy en día según el Informe de la Salud de Internet realizado por Mozilla. ¿Lo conoces? Es una recopilación de investigaciones sobre seguridad, alfabetización digital, inclusión y otras cuestiones que explican qué acciones ayudan y cuales no a la “salud” de Internet.
Cuando hablan del sistema de anuncios online, aseguran que al estar al alcance de cualquiera el contratarlos, puede favorecer la generación de fraudes a través de titulares amarillistas. Además, se pueden enfocar las mentiras hacia el sector más influenciable e incluso se puede medir el alcance de estas.
Algunas de las soluciones propuestas pasan por regulaciones más estrictas o por cambios radicales en los modelos de negocio online, algo que nos afecta a todos.
Enfermedad número 2: peces demasiado gordos que empiezan a poner los pies en la tierra.
Si te pregunto qué empresas tienen el control absoluto de Internet (y de nuestras vidas), seguro que hay tres que te vienen enseguida a la cabeza: Google, Amazon y Facebook.
El problema, querido User Lover, es que además de tener prácticamente todos nuestros datos personales, están empezando a intervenir en todos los aspectos de la economía global, de los discursos sociales e incluso en la mismísima democracia.
Al hacerse demasiado grandes, estas empresas han creado un círculo vicioso donde sus prácticas monopólicas, especialmente diseñadas para el mercado digital, socavan la privacidad, la apertura y la libre competencia que caracterizan – ¿o caracterizaban? – a Internet.
A esto hay que sumar nuestra “complicidad”. No como empresas, sino como consumidores: hemos regalado nuestros datos personales, más o menos a sabiendas, a cambio de la normalización y el acceso global a Internet.
Por supuesto, esto no da derecho a las empresas a comercializar libremente ni con tus datos, ni con los míos ni con los de cualquier usuario. Muchos menos si no cuentan con nuestro permiso explícito. Recuerda que este tipo de prácticas que cosifican a los usuarios van totalmente en contra de la filosofía de un auténtico User Lover.
¿Qué soluciones se han propuesto para recortar el continuo crecimiento del poder de estos “peces gordos”? La más destacable es la interoperabilidad técnica. Para que me entiendas: el poder mandar un mensaje de WhatsApp desde Twitter, por ejemplo. O combinar Telegram con Facebook. Sería genial, ¿verdad?
La teoría es que esta interoperabilidad permitiría reajustar los poderes actuales, abriendo más posibilidades para la competencia e impulsando la innovación. Aun así, tengo mis dudas al respecto: siempre te puedes comer al pez pequeño, ¿o no?
Enfermedad número tres: las prisas no son buenas consejeras.
¿Crees que se debería crear un organismo específico para controlar y regular Internet a nivel mundial o que cada país debe aplicar una legislación propia? ¿Crees que las grandes corporaciones online (Amazon, Facebook y Google) deben formar parte de esta toma de decisiones?
Te pongo un ejemplo: algunos países, como Alemania, Rusia o Kenia, han optado por responsabilizar a las redes sociales de retirar el contenido ilegal de sus plataformas. Esto podría resultar un arma de doble filo, al igual que cualquier otra medida, tomada con prisas, que haga a Google, Facebook y Amazon las “guardianas” de Internet. Al fin y al cabo, es proporcionarles aún más poder del que ya tienen.
Estas son solo algunas de las enfermedades que están minando el espíritu y la libertad de Internet, pero no las únicas. Mientras que algunos abogan por devolver el control al usuario para paliar los efectos de estos males, otros piden una mayor regulación y control del universo online. ¿Quién tiene razón? Buscar el equilibrio, querido User Lover, podría ser la mejor solución.