
Si existieran las verdades universales, decir que el futuro es sinónimo de tecnología sería una de ellas. El Blockchain es uno de esos sistemas que muchos no entienden demasiado bien, pero que todos creen que revolucionará la economía tal y como la conocemos.
Para entender lo que es el Blockchain, lo primero que debes saber es el contexto en el que nace: un momento de incertidumbre y desencanto social, político y económico en el que abundan los fraudes y la desconfianza del usuario es prácticamente total.
Basándose en los ideales de la economía colaborativa, surgió Blockchain: una tecnología que permite a los individuos interactuar entre sí sin la necesidad de un regulador externo y con un nivel de seguridad muy alto. Además de ser la base de las famosas criptomonedas.
¿Cómo funciona exactamente la tecnología Blockchain?
Imagina 100 ordenadores repartidos por todo el mundo y que pertenecen a personas normales y corrientes. Todos ellos forman parte de una red Blockchain a cambio de una pequeña comisión en las transacciones que se llevan a cabo.
Imagina que quieres comprar un libro y quieres pagarlo con una criptomoneda. Esos ordenadores se repartirían la comisión que cuesta la transferencia y validarían la transacción.
¿Cómo lo harían? Es bastante sencillo: imagina que todos esos ordenadores guardan la información “X”. Si alguien intentara cambiar esa información en un ordenador por “Y”, se iniciaría un complejo arbitraje que haría que los otros 99 ordenadores lo corrigieran, obligándolo a volver a adoptar el valor “X”. Esta, de hecho, es una de las características más reseñables del sistema: la inmutabilidad de los datos que se registran.
¿En qué se traduce la situación que te he descrito antes? En que, al estar la misma información validada por miles de ordenadores a la vez, hackearla se vuelve prácticamente imposible.
Aplicaciones del Blockchain
Lo más inmediato es su aplicación en el mercado financiero, aunque sus posibilidades son infinitas: certificación de documentos, ciberseguridad, identidad digital, trazabilidad de objetos y personas o propiedad intelectual son algunas de ellas.
En realidad, Blockchain podría reducir los costes en procesos de gestión de cualquier empresa, incluso los de la administración pública, a la vez que proporciona un alto nivel de seguridad.
¿Cómo afecta el Blockchain a la Economía Colaborativa?
La economía colaborativa, tal y como la conocemos hoy en día, tiene por normal general muy poco afán de compartir. Las plataformas que solemos encajar dentro de esta descripción o, al menos, muchas de ellas, suelen utilizar las ventajas tecnológicas y de la hiperconectividad para crear canales de marca y nuevos mercados bajo demanda. Traducción: crean la ilusión de que la gente colabora entre ellos cuando en realidad se trata de una operación comercial clásica.
El Blockchain, por sus propiedades de descentralización, permitiría que el valor del ecosistema no sea acumulado por una marca central. El valor final generado sería distribuido entre los participantes que han aportado un valor inicial a la comunidad.
Blockchain permite, de hecho, la creación de DAOs (Organizaciones Autónomas y Descentralizadas): organismos carentes de jerarquías y de carácter democrático que habilitarían a comunidades de usuarios para intercambiar valor en un sistema dado, tomando decisiones conjuntas que afectarían a toda la comunidad.
¿Es posible que el Blockchain llegue a todos los ámbitos de nuestras vidas?
Podría, sí. Sin embargo, antes deben afrontarse numerosos retos en el campo de la gobernabilidad, el diseño criptoeconómico y en la cultura de mercado en general. Lograr consensos no es fácil, aunque todas las decisiones se tomen orientadas a mejorar el User Experience y el Customer Experience.
Incluso aunque las entidades bancarias, amenazadas por esta revolución tecnológica, ya están subiéndose al carro del Blockchain, la realidad europea es un poco compleja: la entrada en vigor del nuevo Reglamento General de Protección de Datos, donde se contempla el “derecho al olvido” de los usuarios, es incompatible con la inmutabilidad inherente al Blockchain. Habría que plantearse entonces si la regulación actual debería o no limitar el crecimiento, por otro lado, imparable, de esta revolucionaria tecnología.
Por encima de todo esto, no podemos olvidarnos de que el Blockchain va más allá y supone un cambio de paradigma: la información pasa a ser de todos en vez de estar centralizada. Y si la información es poder, ¿cómo llevarían las grandes corporaciones esta democratización del mismo?